lunes, 19 de noviembre de 2007

¿Mileuristas sin IRPF?

Mariano Rajoy, líder del PP, acaba de incluir dentro de la lista de promesas a cumplir si el Partido Popular gana las próximas elecciones, la exención del IRPF para los que cobren menos de 16.000 Euros anuales.

Sin tener ni idea de política, hay algo que falla. Si un candidato político ofrece esta posibilidad es porque es un aspecto de la estructura económica que cojea y arreglándolo se pretende ganar el favor de los ciudadanos. Entonces...

¿Son los impuestos son demasiado altos para las clases bajas?

¿Son los sueldos demasiado bajos y los impuestos los reducen a una cantidad mensual irrisoria?

¿La supuesta devolución en el impuesto de la renta es una falacia?

Ahora un supuesto utópico: si el PP gana las elecciones y cumple esta promesa, ¿qué pasará con aquellos trabajadores que cobren por encima de los 16.000 Euros pero que gracias al sistema fiscal español los ingresos mensuales repercutidos sean menores que cobrando menos de esa cantidad? Pues que se registrarán las primeras demandas de reducción de sueldo de la historia de la empresa española, y es que ¿De qué sirve cobrar más sobre el papel si a fin de mes estás en números rojos?

Un ejemplo práctico: Un eurotransmisor X cobra 18.000 Euros anuales en 14 pagas, bruto mensual de 1.285 Euros, que netos se quedan en 1.047 Euros mensuales. De estos 238 Euros que desaparecen antes de existir, supongamos que se deben a una retención del 15%, es decir 214 Euros, y hay una "desaparición" de 24 Euros debida a otras conceptos no IRPF (4% de retenciones no susceptibles de la Exención-Rajoy). Si este eurotransmisor cobrara 15.999 Euros anuales...

15.999 Euros anuales son 1.142 brutos mensuales, si aplicamos el 4% de retención inamovible, nos quedan 1.097 Euros netos al mes, 50 más que en caso de cobrar 2.001 Euros anuales de diferencia. Esto nos lleva a lo siguiente...

El eurotransmisor caminaba decidido hacia el despacho de su director general, sabía perfectamente lo que iba a hacer y decir. Con gran osadía, abrió la puerta y se sentó delante de su ogro particular, y con gran elocuencia exclamó: "Quiero una reducción de sueldo".

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