jueves, 28 de febrero de 2008

La caridad

Hoy me ha sucedido un hecho agradablemente inesperado.

Uno de los gastos habituales que aún me permito es el del café tras la comida diária de tupperware + ensalada de pasta. Como el hombre es un animal de costumbres, pues siempre ocurre este café en el mismo lugar, una heladería cercana al edificio que aloja la cadena de montaje de la que soy eslabón, y con la misma compañía (Oriol, el del Spamlive).

Nada especial hasta aquí, hasta hoy... Resulta que otro ser humano nada eurotransmisor y bastante despilfarrador ha pedido (y pagado) un gofre caliente de chocolate con nata para, durante su elaboración, marcharse sin dejar rastro (cosas que hace la gente hoy en día).

Tras la sorpresa inicial y movida por una empatía desconocida hasta la fecha por mi parroquiano y un servidor, la camarera del lugar nos ha ofrecido el gofre en cuestión, que hemos aceptado agradecidos.

Todavía no me lo creo, pero es del todo cierto. Comiendo gofre de chocolate humeante a dia 28 de mes con mi economía cojeando todavía por la cuesta de enero. ¿Será una recompensa cósmica por la caja de galletas que le regalé a aquél "sintecho" tras la cena navideña de empresa?

Moraleja: Las pequeñas cosas como ésta son las que alegran la vida de un sufrido superviviente monetário.

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